Definitivamente la genealogía se presta para todo, se encuentra en todos los aspectos cotidianos de la vida y hasta en la cuentería y por demás muy amena,interesante y atractiva. A Diana Napolitano un abrazo y felicitaciones y que siga escribiendo.
Blog de invitado: «Mi Árbol Genealógico» por Diana Napolitano
- Por admin
Diana Napolitano, activa usuaria de MyHeritage en Argentina, nos hizo llegar un interesante cuento escrito por ella, que habla de su interesante experiencia en la búsqueda de sus raíces. Agradecemos a Diana por tan bonito gesto de querer compartirlo con todos nosotros.
«Me desperté sobresaltada. Un sonido conocido penetró mis oídos. Me levanté con pereza, pues eran las cuatro de la madrugada.
Cuando abrí la puerta de mi escritorio noté que la computadora estaba encendida! Yo la había apagado. Siempre lo hago, además el sonido que me despertó era el del encendido.
La miré un poco fastidiada y al acercarme para apagarla quedé paralizada. Estaba abierto mi sitio de genealogía que comencé en el 2008, pero no en Inicio, sino en la parte del árbol y en especial las del matrimonio de Rafaelle Napolitano y Diana Corno, mis antepasados paternos de Montalto Uffugo, Italia.
¡Qué está pasando! Dije con la voz que pude sacar, en medio de mi asombro.
Decidí sentarme y mirar mejor, mientras me tranquilizaba.
Y ahí estaban ellos: Diana nacida en 1722 y Rafaelle nacido en 1717: ¡¡ sonriendo!! Con
ropas de ése tiempo y peinados de ésa época, y él con un bigote especial!!!
Mi séptima generación ascendente me miraba desde el árbol y sonreían con ternura.
Les cuento que yo nunca vi una foto de ellos, apenas tengo de mis abuelos paternos unas pocas fotos de cuando eran jóvenes. Pero les confieso que cuando supe que ella se llamaba Diana, como yo, fue en el 2011, mi imaginación se trasladó a la Italia de aquel tiempo, imaginándola joven y feliz.
Cuando contactaba a alguno de mis parientes que sabían de genealogía, siempre les preguntaba si tenían datos de Diana Corno.
No había datos. Pero yo sentía en mi corazón que éramos parecidas. Y ahora lo estoy comprobando. Tiene la misma sonrisa de las mujeres de la familia, los ojos castaños expresivos y algo que no puedo describir, pero que tenemos en común las primas actuales.
Mis ojos estaban clavados en ella. Me puse los anteojos pues me pareció ver que movía los ojos hacia abajo. ¡¡Si!! Me mostraba el espacio en blanco mientras comenzaban a aparecer letras formando palabras, en italiano.
Les traduzco lo que me escribió: “Mi querida Diana, hace mucho que me estas llamando de una u otra forma, yo estoy aquí desde el día que escribiste mi nombre y armaste el árbol familiar. Se cuánto deseabas saber de mi. Por eso conseguí un permiso muy especial para poder mostrarme y contarte algo de lo que tanto deseas saber.
Me casé con Rafaelle totalmente enamorada, en 1742. Nuestro amor fue único. Tuve que dejarlo cuando cumplí 45 años. Mucho me ha llorado, junto con los cinco hijos que tuvimos: Teresa, Arcangelo, Caterina, Domenico y Carmela. Tu rama genealógica es la de mi amado hijo Arcangelo, que era ¡hermoso y artista! Te cuento que cuando yo tenía un poco de tiempo, pintaba en unos papeles que me regalaron, paisajes de Montalto y a veces escribía mis vivencias en un cuaderno. Todo a la luz de la vela. Mientras nuestros hijos dormían.
Fui muy feliz y me gustaba mi sencilla casa, cultivaba plantas y flores, hacía el pan para todos y sobre todo esperaba la llegada de Rafaelle deseaba que me mire y mirarlo. Los tiempos eran diferentes y las mujeres teníamos que ser muy recatadas. Pero nuestra intimidad era maravillosa y nos amamos hasta el último día de mi vida.
Vivir era muy difícil y duro ganarse el sustento, pero nuestro amor era tan fuerte, que siempre teníamos lo que necesitábamos.
Creo que es todo lo que deseabas saber sobre mí.
Ahora la familia está en contacto en el árbol. Festejamos los cumpleaños. Son tantos que todos los días hay fiesta. Lo que abunda es la música, pues los hombres Napolitano siempre han sido músicos muy buenos. Y con orgullo he visto que aun hay músicos en la familia.”
Yo miraba estática la pantalla mientras las lágrimas caían sobre el teclado. No podía entender lo que estaba pasando, pensé que estaba soñando, pero no, era real.
Diana Corno estaba seria y callada ante mis lágrimas. Bajó los ojos para mostrar que iba a escribir y puso:” Me despido, pero quiero que sepas que gracias a vos que armaste nuestro árbol, nosotros podemos recordar y festejar con alegría la continuidad del apellido Napolitano. “
Sentí que me miraba de una forma muy especial y desaparecieron los rostros de ambos, quedando solo los nombres y las fechas de nacimiento y de fallecimiento.
Yo quedé sin aire, con la vista fija en la pantalla y con el corazón palpitando a lo loco.
De pronto veo un escrito en letras doradas que decía .INVITACION. Hice clic con el Mouse y se abrió el contenido.
Decía tal cual:”A todos los familiares de la rama de Rafaelle y Diana Corno les recordamos que mañana al mediodía nos reunimos para festejar el cumpleaños de la esposa de nuestro nieto Pietro Napolitano, la hermosa Carolina Chimenti ¡Traigan los instrumentos porque habrá doble fiesta, pues es 21 de junio y festejaremos ¡el comienzo del verano!.”
Cuando quise copiarlo, desapareció y entendí que era un comunicado “interno” del árbol, por decirlo de alguna manera. Entonces busqué mi cuaderno donde tengo anotados todos los datos que pude conseguir y busqué a Carolina Chimenti y figuraba nacida el 21 de junio de 1835, casada con Pietro Napolitano:¡¡¡¡¡mi tatarabuelo!!!!!»
Este cuento forma parte del libro de cuentos mágicos y fantásticos titulado: “Siempre estoy volviendo” que será editado en 2014.
Autora: Diana Napolitano, artista plástica y escritora argentina.
Elizabhet
octubre 11, 2013
Muy bonito lo que escribiste Diana, me emociono mucho y gracias por compartirlo