¿Puede un amigo ayudarme con mi Genealogía?

Cuando estamos inmersos en el apasionante proceso de recomponer nuestro árbol familiar, toda ayuda es poca. Uno de los primeros recursos, si no el primero, es el de solicitar a nuestros familiares que compartan con nosotros sus recuerdos. De ellos extraeremos algunos datos precisos, por supuesto, pero también historias e impresiones que atesoraremos como parte de nuestro legado familiar.

Pero cuando repasamos la lista de familiares a los que podemos visitar, llamar o escribir, tendemos a pasar por alto a otros “parientes” que, en infinidad de ocasiones, tienen mucho que decir y mucho que aportar a nuestra historia familiar. Hablamos de nuestros más queridos amigos de la infancia.

¿Cuántos de estos amigos compartieron junto a nosotros largas tardes en la casa? Conocían a nuestros padres desde niños y los trataban con toda familiaridad, y muy posiblemente tuvieron contacto también, esporádico o regular, con algunos de nuestros primos, tíos, abuelos…

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Por eso, permítanos que le ofrezcamos un consejo sencillo pero que le puede dar frutos sorprendentes: una vez haya hablado con sus familiares, hágalo con los amigos de su infancia.

No sólo podrá obtener datos que Ud. había olvidado o pasado por alto (dos mentes recuerdan más que una), sino también una perspectiva diferente y enriquecedora de los familiares con los que tuvieron contacto. Una mirada distinta sobre su abuelo, una anécdota con una tía querida…

Hable con los amigos de su infancia para compartir y poner en común relatos y recuerdos: el tesoro de su legado familiar crecerá y se llenará con nuevas y entrañables historias.