A Pesar de la Negativa de mi Padre Biológico, MyHeritage ADN me Conectó con mi Familia

A Pesar de la Negativa de mi Padre Biológico, MyHeritage ADN me Conectó con mi Familia

El usuario de MyHeritage Steve Higginbottom se sintió decepcionado cuando su padre biológico danés negó su relación. Entonces, Steve se hizo una prueba de ADN que le conectó con la familia que nunca había conocido. Esta es su historia:

Supe de mi padre biológico desde pequeño, pero no lo conocí.
Crecí sabiendo que había nacido fuera del matrimonio. Mi madre se casó cuando yo tenía 4 años, su marido me adoptó y tuvieron 3 hijos en común. También vivía con nosotros durante algunos años una medio hermana.
Sin embargo, sentía curiosidad por mi padre biológico y por la parte de mi familia biológica que seguía siendo un misterio para mí. Mi madre lo mencionaba a veces -un alumno piloto de Dinamarca-, pero nunca hablábamos de él en detalle. Lo que sí sabía era que se habían conocido en una base de la Fuerza Aérea en mi ciudad natal, Bainbridge, Georgia, donde él estaba entrenando con su unidad de la Real Fuerza Aérea Danesa. Y tuve la sensación de que él rechazaba mi existencia y no admitía ser mi padre.
Sin embargo, mi madre nunca dudó en cuanto a la certeza de quién era mi padre.
Finalmente, gracias a nuestras conexiones de MyHeritage ADN  demostró que tenía razón.

Cordial, pero sin interés

Decidí no seguir con el asunto de mi filiación principalmente por respeto a mi madre. Era una persona especial, amable, gentil y bondadosa con todo el mundo. Decidió mantenerme y criarme durante los años 50, una época en la que las madres solteras estaban muy estigmatizadas. Sentí un enorme respeto por lo que sacrificó por mí. Siempre supuse que forzar una discusión sobre mi nacimiento ilegítimo sería difícil para ella y yo tenía demasiado amor y respeto como para causarle ese dolor.
Tras el nacimiento de nuestra hija, mi mujer sugirió que sería bueno saber más sobre mi padre biológico, especialmente su historial médico. Estuve de acuerdo y, gracias a sus dotes de investigación, lo localizó en Vancouver, Columbia Británica. Me puse en contacto con él, me respondió y dio la casualidad de que tenía previsto asistir a la 50ª reunión de su escuadrón de la RDAF en un centro turístico cercano a nuestra casa en Florida.
Nos reunimos allí para una visita de dos días y aprendimos bastante sobre él. Porque era cordial, simpático y muy hablador. Nos habló de su paso por la RDAF, de cómo empezó su negocio de arte, un poco de su familia en Dinamarca, de que estaba en pleno proceso de divorcio y de que tenía tres medio hermanas en Vancouver que eran unos 30 años más jóvenes que yo.
Con el paso del tiempo mantuvimos algunas conversaciones a distancia, durante las cuales él seguía cuestionando mi paternidad y dejaba claro que no estaba interesado en una relación. Viendo la inutilidad de intentar cualquier tipo de relación, dejé de contactar con él.

La prueba está en los centimorgans

Hice la prueba de ADN de MyHeritage 27 años después de ese encuentro en Florida. Aparecieron las previsibles conexiones por parte de mi madre. Eventualmente, también lo hicieron las coincidencias danesas vinculadas a mi padre biológico a través de la investigación genealógica de mi esposa. Estas primeras coincidencias de ADN en MyHeritage eran de primos segundos y terceros por parte paterna. Así que, ahí estaba: la prueba en los centimorgans de que mi madre tenía razón.
Nos conectamos con un par de esas coincidencias de ADN danesas a través del sitio web de MyHeritage. Mis parientes recién descubiertos fueron amables, abiertos y acogedores – y en mayo de 2019 mi esposa, mi hija y yo visitamos la tierra de mi herencia. Visitamos a mis primos, vimos la granja donde se crió mi padre biológico, recorrimos ciudades y pueblos en los que mis antepasados vivían, trabajaban y formaban familias.

La familia nos recibió en su casa con Smørrebrød, con el tradicional sándwich abierto danés.
Estuvimos junto a las tumbas de mi tía y mis abuelos, un acto que fortalece un vínculo indescriptible con el pasado familiar.

Steve and daughter Babs at the grave of his paternal grandparents and aunt, at Draby Kirke, or church, in Ebeltoft, Denmark.

Steve y su hija Babs en la tumba de sus abuelos paternos y su tía, en Draby Kirke, o iglesia, en Ebeltoft, Dinamarca.

Nos sentamos en los bancos de las iglesias en las que acudían mis antepasados y vimos la pila bautismal donde fueron bautizadas mis hermanas.

Draby Kirke, or church, in Ebeltoft, Denmark, where Steve’s grandparents and aunt are buried and a sister Sara was baptized.

Draby Kirke, o la iglesia, en Ebeltoft, Dinamarca, donde están enterrados los abuelos y la tía de Steve y donde fue bautizada una hermana, Sara.

Steve and daughter inside Draby Kirke. Steve’s sister Sara was baptized in the font (left side of photo).

Steve y su hija dentro de Draby Kirke. Sara, la hermana de Steve, fue bautizada en la pila bautismal (a la izquierda de la foto).
Y en Copenhague, conocimos a una de mis 3 «nuevas» hermanas por primera vez.

Mi familia encontrada en MyHeritage

I had no contact with my Canadian sisters even though we had known about them since the Florida meeting. They, however, did not even know I existed. That is, until my wife wrote the youngest a letter introducing me after the MyHeritage DNA results confirmed my parentage.

We received no response for several weeks, so we assumed the sisters did not believe that they had a long-lost brother — particularly one 30+ years older than them. As it turns out, they were doing research of their own. Looking through social media photos, they saw the resemblance between my father and me. Further, specific traits and characteristics my wife pointed out in the letter affirmed a familiarity that only family would have. The sisters knew their father well, and so were not surprised to learn he had kept the secret of a son — their brother — from them.

My sisters have since been more than welcoming. They have even expressed regret for the way their father — our father — treated me by refusing a relationship and disavowing his paternal role. I have told them that an apology, while appreciated, is not necessary, for it was not their doing and they have welcomed me with grace and dignity.

I have now met two of them, one during our trip to Denmark as I noted earlier, and another during a visit to California. It was during that visit that I also met my wonderful brother-in-law and young niece. That sister is now pregnant, so my MyHeritage-found family is growing even bigger, and I could not be prouder.

Perhaps because I refused to admit it, I never recognized the void caused by not having a connection to my biological father’s side of the family. The visit to Denmark, meeting blood relatives, walking the earth my ancestors trod, gave me a sense of completeness that I never knew I was missing. MyHeritage DNA made that possible.

My mother did not live to see the affirmation MyHeritage DNA gave us. How I wish she had. The MyHeritage DNA test confirmed what she knew all along — and brought me the family I never believed I would have.

Steve (4th from right) and daughter Babs (2nd from left) with cousins and their families in Frederikssund, Denmark.

Steve (4th from right) and daughter Babs (2nd from left) with cousins and their families in Frederikssund, Denmark.

Steve and daughter Babs at family graves at Durup Kirke.

Steve and daughter Babs at family graves at Durup Kirke.

Inside Durup Kirk where family of Steve’s maternal grandmother worshipped and are buried. Ships are traditional features in Danish churches and can symbolize many different aspects of Danish life.

Inside Durup Kirk where family of Steve’s maternal grandmother worshipped and are buried. Ships are traditional features in Danish churches and can symbolize many different aspects of Danish life.