¡Qué bonita historia! Los recuerdos que tenemos de nuestra infancia muchas veces son muy dulces. Me hiciste recordar la casa de mi abuelita, Mercedes.
Post de Invitados: La Búsqueda del Tesoro
- Por admin


Nuestra querida amiga Mercedes Olivares de Ardiles, otra vez nos deleita con sus post de invitados. Y no nos sorprende que lo haga nuevamente, sus ganas de ayudar y motivar a todos quienes se inician en la búsqueda de la historia familiar es simplemente algo que aflora en sus letras escritas.
«Cuando era pequeñita me gustaba mirar las cosas que mi abuelita guardaba en sus baúles, la ropa antigua, esos vestidos tan lindos, las carteras y bolsos de gamuza, sus espejos…Era una fascinación para mí cuando ella me invitaba a ver sus cosas…
Guardaba también una enorme cantidad de tarjetas, de cartas y fotografías… Disfrutaba abrir los sobres y tocar ese papelito tan fino y de colores con los cuales estaban forrados los sobres por dentro, algo que ya no está en uso hace muchos años….
Miraba también el aparador (mueble muy alto con diferentes compartimentos para guardar loza y cristalería) y admiraba los juegos de vasos con sus botellitas incluidas, todo tan decorativo, y tan alto para poder alcanzarlos desde mi pequeña estatura. Me subía en un piso (banca, taburete) y desde allí podía ver mejor, sin embargo, todavía había mucho que quedaba fuera de mi alcance…
¡Cómo disfrutaba aquellos momentos junto a mi abuelita querida!
Todo con ese aroma tan particular que aún ahora me parece percibir… Un mueble con muchos libros, las revistas de todo tipo, de moda, de cocina, de historietas, de dibujos para colorear… No había algo que me diera más felicidad que esos días en aquella vieja casona, en esos patios con olor a humedad, los caminitos bordeados por matas de arrayanes, los árboles con su generosa sombra, el viejo acacio donde nos sentábamos en un banco que había justo bajo el, y esos racimos enormes de flores blancas que ella ponía en mis manos y que se desbordaban…
Había dos patios, el que estaba justo a la salida de la casa y otro trasero, en este era donde más jugábamos con mis hermanos, a las escondidas, a las aventuras…Era grande y adecuado para nuestros juegos infantiles…
¿Qué paso con nuestra infancia? ¿Dónde se fueron aquellos días de felicidad incomparable? ¿Qué pasó con la vieja casona llena de recuerdos tan queridos?
Hace algún tiempo visité la cuidad de mi infancia y dirigí mis pasos hasta aquel lugar, aún sabiendo que ya no quedaban vestigios de todo aquello…Miraba el entorno y hay varias cosas que permanecen en su sitio. Pero justo en el lugar que estaba la casa de los abuelos se había construido una ancha avenida, para dar paso al progreso…. Miré por un largo rato los automóviles que se desplazaban en ambos sentidos a lo largo de ella. Allí había un trozo de mi infancia, allí había miles de recuerdos de ese lejano tiempo, allí, bajo ese cemento estaba la base de lo que fue aquella casa llena de tesoros escondidos para mi imaginación infantil…
Un nudo apretaba mi garganta cuando volví sobre mis pasos y los ojos se me llenaron de lágrimas…
Llegué a mi hogar y busqué los pequeños tesoros que guardo de aquel lejano tiempo…La bella y delicada teterita del té que un día mi abuelita puso en mis infantiles manos…el joyero de fierro forjado, los lentes del abuelo, el collar de perlas, las tarjetas pintadas… Y más allá, las olletas de fierro, las teteronas (teteras grandes, tiestos) para el agua y la leche, la grande y pesada piedra de moler granos.
Es como si ellos vivieran por medio de aquellas cosas que les pertenecieron, como si permaneciera con nosotros su amor y su influencia benéfica.
Invito a ustedes a rescatar los tesoros de sus antepasados, no tesoros en dinero o joyas, sino que verdaderos tesoros, artículos que ellos usaron y que a veces permanecen arrumbados en un oscuro cuarto, en un sótano u otro lugar de la casa.
Si ustedes no los poseen, salir a La Búsqueda del Tesoro a las casas de los parientes, preguntarles si conservan algo que haya pertenecido a los abuelos, muchas veces les agradecerán por llevarse aquello que no hallaban donde poner y les agradecerán que se los hayan pedido, porque no querían botarlo, pero les era difícil conservarlo.
Muchas de las cosas que conservo han sido regaladas por parientes y lo han hecho con mucho cariño. Les hablo por mi propia experiencia.
Una vez que tengan estos artículos, mostrarlos a sus hijos, sensibilizar sus corazones hacia sus antepasados por medio de las historias acerca de cómo se usaban estas cosas, lo sacrificado de sus vidas al no tener las comodidades que hoy disfrutamos y lo que ustedes recuerden de ellos.
Será una gran experiencia para las nuevas generaciones y sentirán una unión con quienes les antecedieron.
Esta es otra forma de hacer Historia Familiar. Es un viaje al pasado.»
Como siempre, muchas gracias Mercedes!
Mavis Florencia
mayo 9, 2013
Yo soy una amante de mi pasado…. de hecho en la portada de mi perfil en Facebook tengo la última foto que tomé de la casa donde nací en 1940 (pertenecía a un conjunto de viviendas para ferroviarios en época que los ferrocarriles, acá en Argentina, era de los ingleses…. Mi hijo Marcos Alegre lleva adelante el árbol genealógico familiar en vuestra página…. y yo contribuyo en una página del lugar donde nací que trata de reconstruir la historia del pueblo a partir de los recuerdos de quiénes viven o vivieron allí, ya sea con fotos, postales o escritos…..