Los regalos y la Navidad

Los regalos y la Navidad

Dice la historia, que la tradición de entregar regalos comenzó en el siglo cuarto, cuando el Obispo San Nicolás de Myra se hizo famoso por su generosidad, cuando al haberse enterado que un hombre estaba muy triste y desesperado por no tener nada para entregarle a su hija como dote, y antes de que éste tuviera que vender a otra de ellas como esclava, el Obispo decidió hacer algo, y tiró tres bolsas llenas de oro, las que entraron en las medias de las jóvenes. Desde ese momento, nació la leyenda de un ser generoso que dejaba regalos.

La Navidad es celebrada por los cristianos, sin embargo los no cristianos y algunos ateos también utilizan la Navidad, como una forma de festejo y convivencia social y familiar. Esta fiesta ha ido mezclando su carácter religioso con la tradición de convivencia familiar, debido en gran medida a la popularidad de esta celebración y a las estrategias comerciales de las diferentes tiendas.

Hoy día el país que celebra más la navidad mundialmente es Puerto Rico: sus festividades navideñas comienzan desde el día después del día de acción de gracias (noviembre) y culminan en febrero, en la celebración de la candelaria.

También es destacable que en muchos lugares de Europa y América hay una creciente tendencia, impulsada principalmente desde las parroquias locales, para recuperar el sentido religioso de la Navidad y su verdadero significado, perdido un poco desde el siglo XIX, cuando empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día, pues en ese siglo se popularizó la costumbre del intercambio de regalos; se creó a Santa Claus, (se habla que una marca muy importante de bebidas de fantasía lo habría creado para aumentar las ventas de la compañía) y regalar tarjetas de Navidad.

Es difícil a veces no llenarse de ese espíritu consumista y un tanto “caótico” que rodea estas fiestas de fin de año. Si bien es cierto que frente a la pregunta ¿qué es lo importante esta Navidad?, muchos responderán “estar con la familia” o “disfrutar en casa”, vivimos en una sociedad que, en gran parte, conoce la Navidad como el momento para hacer regalos, dejando un poco de lado a las razones religiosas o emocionales.