Esa historia… otra vez la misma historia

Esa historia… otra vez la misma historia

Nos la han contado una y otra vez. Protagoniza las veladas familiares, las grandes reuniones, los acontecimientos en los que, aunque no tenga relación directa con el tema de conversación, alguien inicia de nuevo la eterna anécdota: ¿Os acordáis de aquella vez que…?

Todas las familias tienen, al menos, una. Un relato hilarante, una anécdota que va de lo insólito a lo estrafalario. Una boda que se fue al traste por un accidente fortuito, un viaje con un giro imprevisto, una situación que desborda a sus protagonistas… ¿A qué recuerdas una historia familiar con estas características?

Sería injusto quejarse de la repetición vez tras vez de esa historia familiar. “LA HISTORIA”, así, con mayúsculas, así se considera en la familia. Por mucho que nos quejemos con un gesto contrariado o un susurro cada vez que el tío Luis inicia el manido relato de “aquella vez”, mejor pongamos buena cara y escuchémoslo de nuevo. Es, con toda seguridad, una parte más de nuestra familia, y como tal, dice mucho de ella. Lo que amamos. Lo que tememos. Lo que nos resulta gracioso o lo que, por el contrario, pensamos que es intolerable.

Es la prueba de que el abuelo Ramón era un tacaño, de que Margarita siempre fue una niña rara o que el primo Manuel perdía la cabeza y era capaz de todo por cualquier chica. La muestra de que el tío Jorge no toleraba bien el alcohol en las fiestas o, tal vez, de que nadie toleraba bien al tío Jorge en las fiestas.

Las anécdotas familiares no son, seguramente, historias espectaculares. Ni siquiera resultan tan graciosas una vez se escapan del ámbito familiar. Pero en las largas sobremesas de una reunión de familia, surgen una y otra vez y siempre son celebradas.

Cuentan, por si fuera poco, con un aliciente que hay que saber valorar: el enriquecimiento. Si el tío Jorge -de nuevo- tomó dos copas en la boda la primera vez que se contó la historia, años después se habrán convertido en seis. Los detalles crecen y la gracia se multiplica, aparecen nuevos personajes y las situaciones son cada vez un poco más rocambolescas. Todo en favor de que la familia disfrute -una vez más- del relato de la anécdota.

¿Cuál es la historia favorita de su familia? ¿Cuántas veces la ha escuchado? ¿Y cómo ha cambiado con el tiempo? Déjenos un breve relato de la anécdota que siempre triunfa en sus reuniones y celebremos juntos lo graciosa, sorprendente o extraña que resulte.

Compártela con nosotros y permítenos disfrutarla juntos… una vez más. Al fin y al cabo, ¡estamos en familia!