7 extrañas formas de calmar a los niños inquietos… en otros siglos

Los niños son adorables, siempre lo han sido. Su sonrisa inocente, su espontaneidad, sus travesuras… pero al igual que constituyen motivo de orgullo de sus papás, también son capaces de destrozar sus nervios.

Aunque indudablemente es una de las tareas más gratificantes que existen, no es fácil criar a un hijo, especialmente en los primeros años, cuando están llenos de energía y actividad. Puede que nuestros amigos o compañeros de trabajo nos aseguren que sus hijos duermen toda la noche, que no se mueven del sofá, que apenas se les escucha… pero, curiosamente, eso no ocurre con los nuestros que… ¡no se están quietos, ni callados, ni duermen en todo el día!

Los padres de niños pequeños siempre han sufrido de estrés, agotamiento y nervios rotos, sensaciones que se mezclan con el gozo y el orgullo de ver crecer día a día a sus hijos. Lo único que ha cambiado, a lo largo de los siglos de historia, es la manera en que enfrentaban sus desafíos. El mayor de ellos… el de mantenerlos tranquilos.

Una buena muestra de que el problema de la “excesiva energía” ha sido una constante desde hace miles de años la encontramos en la siguiente lista, en la que repasaremos siete formas en que nuestros antepasados calmaban a sus pequeños. ¡No todas son recomendables!

1- Asiento orinal. En la Antigua Grecia lo tenían muy claro: el niño que aprendía a andar era más difícil de controlar, y por eso había que tomar medidas cuando aún no había dado sus primeros pasos. Para ello, nada mejor que este asiento orinal para sentarle y asegurarse de que no tuviera ninguna excusa para moverse de su sitio. Aún se conservan algunos ejemplares, como el de la imagen o el del dibujo.

 

Créditos imagen: Marcus Cyron -self made picture- wikimedia

Créditos imagen: Marcus Cyron -self made picture- wikimedia

Créditos imagen: P. Connoly /AKG/Album

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2.Jaula para niños. En los años 30, la salud de los niños era un asunto de preocupación. Al menos, lo era para Emma Read, quien en 1922 patentó su jaula de exterior para niños. El invento, una estructura más o menos sólida con una malla que colgaba de una ventana, servía para depositar allí al bebé y que respirara el saludable aire urbano. Era de suponer que reunía los beneficios de la vida al aire libre para criar al pequeño sin ninguno de los defectos, principalmente el de que se precipitara al vacío desde un octavo piso.La jaula para niños no tuvo mucho éxito, pese a que llegaron a aparecer accesorios para ella como cortinas, fundas… e incluso tuvo una potente campaña de marketing. Aquí podemos ver un anuncio de la época invitándonos a colgar a nuestros hijos por encima del tráfico de la 5ª Avenida.

Puedes ver cómo se utilizaba en el siguiente vídeo, dando clic en la imagen.

Puedes ver cómo se utilizaba en el siguiente vídeo, dando clic en la imagen.

3. Cocaína para los dientes. Los insoportables dolores de dientes tienen solución. Incluso cuando se trata de esos primeros dientes que le salen a los tiernos infantes y que les suelen provocar un llanto inconsolable. Para ellos, nada más sencillo y eficaz que la cocaína. Un dolor calmado, una preocupación menos para los papás.

4. Mostaza en los pezones. Los bebés especialmente glotones pueden acabar con el pecho y la paciencia de su, en principio bien dispuesta, madre o nodriza. Es un remedio tradicional poner mostaza en el pezón para disuadir al niño tragón de su empeño. El origen de esta costumbre se sitúa en la Edad Media y en ocasiones se utilizaban otras sustancias para el mismo fin, como el aloe amargo. El objetivo era el mismo: chinchar al lactante para que dejara en paz durante un rato a su fuente de alimentación.

Madre de Dios de la Leche. Ramon de Mur<span style= " width="373" height="280" />

Madre de Dios de la Leche. Ramon de Mur 

5.Arneses para niños. Aunque se haya vendido como un dispositivo para la seguridad de los más pequeños, no nos engañemos: el arnés para niños, patentado en 1920, no es más que una correa un poco más elaborada para mantenerlos a raya. No se trata, sin embargo, de un invento moderno, en la corte del extravagante monarca francés Luis XIV -el primer rey que se subió a unos tacones altos, prohibiendo al resto que los llevara en su presencia- se utilizaban, tal y como testifica el siguiente retrato familiar:

Luis XIV de Francia. Wikimedia

Luis XIV de Francia. Wikimedia

6. Alcohol para la digestión. Hace tan solo unas décadas, cuando a un niño español le dolía la barriga o sentía ardor en su estómago, lo más probable es que el problema se solucionara con una copita de vino. Era el famoso vino quinado, un remedio casi milagroso que muchas familias guardaban a mano en casa, siempre dispuestas a llenar medio vasito y ofrecérselo al pequeño.

El vino quinado era muy popular en el ámbito familiar, y de hecho marcas tan conocidas como San Clemente anunciaban el producto con un personaje infantil a modo de mascota con efectos digestivos. Era el entrañable Kinito.

Da clic para ver la publicidad de la época en TV

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La eficacia -y el sabor dulce- del vino quinado hacía que se vendiera como algo ideal y delicioso para tomar en cualquier momento, incluso sin molestias. Para muestra, un pintoresco anuncio de la época en la que los pequeños de la casa meriendan una copita. Después, es seguro que durmieran de un tirón.

7. El chupete. El chupete es un ingrediente imprescindible en la vida de un bebé. Calma su llanto, tranquiliza su ansiedad y, por lo que parece, resulta también entretenidísimo. De otro modo, no estarían pasándoselo de uno a otro moflete constantemente, algunos incluso bien entrada la infancia.

wikimedia

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Pero a veces, el caucho no basta por sí solo para aliviar las penas. Y entonces hay que “aderezarlo” con algo. La variedad de ingredientes extra es inmensa, partiendo del menos dañino, miel. Otras sustancias opcionales eran el azúcar, la leche condensada…

Pero también era habitual hacerlo en anís o en el ya mencionado vino quinado. Hoy nos parece una barbaridad, pero en el tiempo de nuestros abuelos, nada malo se veía en ello. El bebé, además de tranquilizarse, terminaba por caer en un sueño de lo más reparador… para sus padres.

¿Te contaron alguna otra forma de calmar a los niños que usaban nuestros abuelos? ¡Compártelas en los comentarios!

Comentarios

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  • Alessio

    agosto 16, 2017

    Era usual hacer collares con las cápsulas de adormidera (frutos de la amapola) para los niños. Todas las ventajas del opio desde el jardín de su casa…